La testarudez de la vida se manifiesta en noticias tan lamentables como la que se publicó ayer en el “facebook” de un músico inigualable por su energía y vitalidad. Wilko Johnson, guitarrista de Dr Feelgood y de los Blockheads sufre un cáncer terminal de páncreas. No ha querido recibir tratamiento de quimioterapia.
Según su manager, Robert Hoy, el músico de Canvey Island (Essex) se encuentra bien físicamente y ya ha volado hacia Japón, en donde comenzará una gira para, a su retorno, grabar un nuevo álbum, emprender una gira en Francia y editar un DVD compuesto por varios de sus conciertos de su última gira por el Reino Unido.
Por último, Johnson parece que desea agotar las últimas fuerzas encima del escenario: planea una gira de despedida por el Reino Unido.
Afirmo con un ligero e inevitable estremecimiento que uno de los conciertos más inolvidables de los que he sido testigo fue el bolo de la Wilko Johnson Band (con Norman Watt – Roy al bajo – otro miembro de los Blockheads – y el baterista Dylan Howe) , hace cinco años en mi somnolienta ciudad un domingo por la noche, con apenas cincuenta personas en la audiencia. Tuve el privilegio de acercarme a Johnson: su expresividad, su cercanía, su calidez y bonhomía fueron equiparables a su explosividad artística encima del escenario.
La vida puede ser un poco más jodida sin la compañía de Wilko Johnson. Se resiste a morir. No morirá jamás.