Datos
1992
Murcia
roducido por Miguel Bañón
Ayte. de producción: Pedrín Sánchez
Grabado en Cambayá, Antequera, Málaga, entre febrer y marzo de 1992
Técnico de sonido: Antonio Navarro
Portada: Román
Foto: Luis Delgado

Miguel Bañón: voz y guitarras
Román García: bajo y voz
Pedrín Sánchez: batería, percusión y voz
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Juan Francisco Marín: saxo alto y tenor en "El baile" y "Todo es un chiste"
Carlos Campoy: órgano en "Sexy Dream", "El final", "Te queda la fe" y "Cinco pasos"; piano en "El final"
Crítica

«Producido por ellos mismos, incluye quince canciones de diversos estilos, desde el pop al rock and roll, pasando por la piscodelia y con un común denominador: el rock.» (La Opinión, 5 de junio de 1992)

«Actitudes militantes, rock y garage de toda la vida. (…) El disco en sí, crudo de producción, guarda cierto equilibrio. (…) Las guitarras suenan a guitarras, con cuerpo, y la banda sobrevive al disco.»
(Diario 16 Vigo, 1992)

«Formalmente, bucean en las raíces negras del rock»n»roll y en el tratamiento que les dio los 70 (los buenos 70, ¿eh?: Jimi Hendrix sigue siendo uno de sus ídolos, ahí está ese wha-wha chulesco para probarlo). Sin grandes alharacas, a su aire, van descargando buenas dosis de blues de garito, rhythm»n»blues peleón y hasta algo de soul y funky, música fibrosa hecha con naturalidad y sencillez, sin falsas pretensiones de originalidad.» (Ruta 66, septiembre de 1992)

«Los Marañones poseen una de las características esenciales y definitorias de la mayor parte de grupos independientes del panorama nacional: la gran contradicción de estilos. Y no me refiero al sano eclecticismo, sino a la empanada discrecional de pop, rock, blues, r&b, rap y lo que se tercie. Lo bueno, en este caso, es que de la contradicción hacen virtud. Estos murcianos circulan del pop al blues con toda naturalidad, y cuando se instalan en este último comparten la misma enfermedad que los Del-Tonos. «Voy loco mama» es un espléndido rock; «7 de junio», atraco de blues a guitarra armada; «El final», una canción en la mejor tradición del blues blanco, entre Hendrix y Derek & The Dominoes. Un gran disco con, quizás, demasiadas canciones.» (Rock de Lux, noviembre de 1992)

«El trío nos muestra ahora un Lp rotundo formado nada más y nada menos que por quince canciones, entre las que podemos encontrar desde blues «arrastrao» hasta rock»n»roll ágil. Hay cierta fascinación por los 70 y por la música de garaje, aunque tampoco han podido escapar a las connotaciones de los 60 que quedan bien patentes en el órgano que Carlos Campoy mete en «El final». La otra colaboración del disco corresponde al saxofonista Juan Francisco Marín, que resulta muy especialmente en «El baile» con un toque muy soul.» (Información, 12 de febrero de 1993)

«El disco contiene quince temas en sus cuarenta y cinco minutos de duración, que pasan por ese rock negro y psicodélico, sin desechar toques de pop, blues, funk e incluso rap. Música, letras y ritmos que conforman unas canciones peleonas, escépticas y vacilonas.» (La Tribuna, 14 de marzo de 1993)